Por muchas razones, esta entrada ha estado esperando a su publicación, entre ellas falta de tiempo y otras por falta de algunos materiales. Da la casualidad que por fin se reúnen todas las condiciones y me animé a publicar cuanto antes.
Aquellos que de alguna manera leen mi blog de manera frecuente, sabrán que hace ya hace un tiempo, estoy realizando experimentos sobre película de cine. Hasta ahora al menos, sólo emulsiones blanco y negro, y es que, la tecnología necesaria para emplear éstos materiales, es más sencilla que para cine color. Por otro lado, ha servido para familiarizarse y diferenciar las películas de foto con las de cine, ya que éstos últimos son productos de más calidad, están diseñados para entornos de trabajo de más exigencia en todo aspecto, tanto en su calidad física, como en su calidad química.
Las emulsiones de cine son más finas, de más latitud. El celuloide es más grueso, y tienen más capas, tanto de emulsiones secundarias como capas anti rayas, etc.
La forma de plantearse las exposiciones también es algo diferente. La emulsión de cine tiene, hasta 14 puntos de latitud inclusive, algo así como 7 puntos más que una emulsión destinada a aplicaciones domésticas, que en términos prácticos pareciera ser fabuloso, pero tanta latitud hace relativamente incontrolable el manejo de la exposición, ya que a ratos, simplemente uno quiere que tal o cual parte de la escena no se vea tan clara o tan oscura, o bien, complica un poco mas el controlar el contraste de la escena. Por otro lado, se requieren menos luces de relleno y es más difícil quemar las luces o empastar las sombras.
Ojo, que de los puntos de exposición, son una función exponencial de base 2, de modo que de 7 a 14 puntos, no es el doble de latitud, es en realidad 128 veces más capacidad de “ver” semitonos (2 elevado a 7). Toda esta increíble capacidad, bien aprovechada, tiene un sin número de aplicaciones secundarias, de las cuales pretendo hablar en ésta entrada.
Cuando se logra manejar con cierta expertíz, se vuelve una verdadera ventaja tener un material con tanta latitud, en especial a la hora de aprovechar las bondades de la película con fines compositivos.
Para ello, quisiera repasar algunas ideas, para hacer la diferencia con la fotografía digital, la cual tiene una latitud bastante corta comparada con una emulsión química (5 o 6 puntos por lo general).
En una fotografía digital, los errores de exposición se notan bastante y es por ésta razón, que salvo, que el fotógrafo no sepa fotometrear (medir negros o blancos por ejemplo), el ajustar la exposición con fines compositivos, es poco común. Cuando menciono la idea de “exponer con fines compositivos” es no obedecer a la sugerencia del fotómetro para llegar al gris medio y en cambio emplear otra configuración para jugar con la saturación y el contraste por ejemplo. En foto digital no es de ninguna manera similar en fotografía análoga, ya que en análogo donde si uno expone con más o con menos luz, no es apreciable a simple vista.
Antes de comenzar, debemos repasar primero, sobre lo que se entiende por latitud y rango dinámico.